Ya hemos visto que el ara no permite que veamos las cosas como si fueran objetos.
La onda, vibración, efluvio o aura de cada persona se percibe asociada a un color. Es como una emanación real del cuerpo astral o inconsútil, que supuesttamente anida en algún lugar recóndito del cuerpo físico.
Así, por ejemplo, la agresividad, egoísmo y violencia suelen ser de color rojo intenso, mientras que se percibe blanco radiante la pureza, la paz o el amor.
Hay personas que en vez de ver colores, perciben halos luminosos alrededor de las figuras. Esto no es ver el aura, ya que se trata de un efecto óptico debido a la intensa fijación de su mirada sobre los contornos del cuerpo.
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